Fincas Biodinámicas de Castilla

Crónica de un viaje castellano
Ana AzcárateDDL
20 de julio de 2014

El viaje comenzó degustando las exquisitas ciruelas que trajo María de la granja Santa Marina, de Manolo y Laura, en Jaraíz de la Vera en Cáceres. Fue un fin de semana de tono dulce y ácido, de mucho sabor, color y olor, imbuido de cariño puro y de un gran amor a la naturaleza.

La primera parada fue en el viñedo Bodegas Vagal, de José Galindo, en Valtiendas (Segovia). Me sorprendió el colorido del follaje, con ese verde tan intenso y vivo que otorgan los preparados biodinámicos a las plantas. Es una finca de 20 hectáreas, de viñedos en espaldera que producen unos 100.000 kilos de uva tempranillo al año, y que rinden un 68%. Está a unos 900 metros, en una zona con mucha piedra que tiene la particularidad de retener la humedad de la tierra, y por tanto no hay necesidad de regar el viñedo en todo el verano. Es una zona con gran diferencial térmico entre el día y la noche, lo cual garantiza una lenta y segura maduración de la uva. José tiene una gran cantidad de compost con un olor muy rico, pero de una escala un tanto sobredimensionada. La bodega es un espectáculo, muy en particular la estructura de madera del techo copiada de una antigua iglesia en Francia, así como toda la maquinaria. Tuve la oportunidad de probar dos de las tres variedades de vino que comercializa, el más económico (Fe) de sabor dulce y suave, ligero y fresco, y el más costoso (Ardalejos) de sabor intenso, añejo, con mucho cuerpo; exquisito. La etiqueta está serigrafiada sobre la botella, con un hermoso diseño donde destacan la luna y las estrellas sobre el campo.

Al día siguiente nos dirigimos a Tudela de Duero (Valladolid), y en el camino pasamos por Turégano (Segovia). El casco central tiene unas edificaciones con balcones y trabajos de herrería muy bonitos, y en la montaña domina la vista un castillo en ruinas con un campanario incrustado en su centro, que es la iglesia de San Miguel. Luego pasamos por Peñafiel, donde se levanta un castillo medieval muy imponente rodeado de una gran muralla. También vale la pena mencionar la iglesia San Pablo de estilo gótico-mudéjar.

Por la carretera de Soria a Valladolid pasamos por los viñedos (en vaso) de Vega Sicilia y por otros viñedos que no tenían la fuerza, ni el verdor de los de José. Una curiosidad fue que uno de los viñedos tenía rosales en cada hilera; Marisol comenta que es para prevenir el oídio, un hongo que ataca a los viñedos. El hongo atacaría primero al rosal, avisando con antelación para poder tratar el viñedo a tiempo.

En la finca de espárragos de Luis y David San José, en Tudela de Duero, me encantó no solo la sutileza de esta planta con sus suaves manojos de ramificaciones, sino también todo el trabajo de arado con mulos. La acción de arar con mulo es única, fue un abrir la tierra con suavidad, impregnándola de la energía del mulo, de las cuchillas y de mi persona. Me encantó la experiencia. Sin lugar a dudas un gran ejercicio cardiovascular; solo hice dos pasadas y terminé extenuada. La huerta tiene unas 30 hectáreas que producen entre 2.000 y 3.000 kgs de espárragos al día durante los meses de marzo a junio, unos 120.000 kgs por temporada, de los cuales el 80% se comercializa fresco y el otro 20% se envasa. Solo probé los envasados y estaban exquisitos, tienen mucho sabor y muy buena consistencia. Al lado está Huertea, una organización que se ocupa de cultivar ecológicamente las hortalizas que quieras y, mediante una cámara, puedes observar el proceso de crecimiento y cuidado del huerto desde tu casa.

La siguiente parada fue en Fromista (Palencia), en la finca de Pablo y Fernanda, donde cultivan cereales y los comercializan bajo la marca de Castilla Verde. Tienen un terreno muy lindo donde, además de cultivar cereales (espelta, trigo, kamut y cebada) y leguminosas, llevan una escuela de equitación. Los cereales los muelen ellos mismos, con una maquina traída desde Suiza (Moulins d’ Alma) que es una obra de arte. Me encanta la harina, aunque no la tomo porque soy alérgica al gluten. Sin embargo, todos se deleitaron con el pan de Fernanda y la verdad que con una harina así, de tan alta calidad y cuidado, pienso que no hay alergia que prospere.

Pablo tiene una zona bastante grande con montículos largos de compost a muy buena escala. Hicimos una larga caminata por sus cultivos, unas 120 hectáreas, e hicimos una prueba asombrosa: oler la tierra de Pablo con la impronta biodinámica y la de su vecino. Es increíble, pero el olor es realmente distinto, la de Pablo tiene un olor intenso y dulce a tierra mientras que el olor de la de su vecino es apenas perceptible.

En Fromista visitamos la iglesia de San Martín de Tours construida en el siglo XI. Está considerada como uno de los principales monumentos del románico europeo. Luego seguimos camino a Padilla de Arriba (Burgos) a una finca que cultiva y produce aceite de girasol prensado al frío (Bibesol). Produce unos 7.000 litros de aceite de girasol con una prensa tan pequeña que ni se ve. El desecho lo vende como alimento para vacas lecheras  por su alto contenido de proteínas, grasas y fibra. Antes hicimos una parada maravillosa y mágica en Villalcázar de Sirga (Palencia) a visitar Santa María La Blanca. Es una iglesia románica pero ya de transición por sus arcos ojivales, bóvedas de crucería y un rosetón gótico muy sencillo pero de gran fuerza. Una joya arquitectónica con una energía muy especial.

Muchas hurras a Marisol y a Julio por tan excelente selección y organización. Un paseo que combinó muchas cosas: el gusto y conocimiento por la biodinámica, el ritual de la alimentación y la visita a mercados ecológicos e iglesias. Fue todo muy natural, todo muy espiritual.