Quizás la receta más acertada, sencilla y rica para empezar a fermentar en casa es la del chucrut o col fermentada. Es muy versátil pues aparte de la col y la sal, que son la base, puedes ponerle distintas especias, verduras o frutas que amplían su sabor. A mí me encanta el chucrut, resulta muy atractivo para los principiantes –cosa que no siempre ocurre con los fermentos-; siempre tengo en casa y lo incluyo en casi todas mis comidas.
Ingredientes
- 1 col/repollo (700 g)
- 1 cda de sal marina (20 g)
- Semillas de comino, enebro, alcaravea o cilantro, también eneldo fresco o manzana.
Preparación
- Reservamos las hojas de afuera enteras para usarlas al final para cubrir el fermento.
- Cortamos la col con cuchillo o con una mandolina lo más finamente posible y la lavamos.
- En un recipiente hondo ponemos la col cortada y le agregamos la sal.
- Amasamos las hojas con la sal, hasta que al presionar la col empiece a salir un fino líquido.
- Agregamos el comino, enebro o eneldo.
- Mezclamos bien todo y lo ponemos en un envase de vidrio.
- Con una cuchara o mano de madera presionamos con fuerza el fermento hasta que lo cubra su jugo.
- Recuerda que la lacto-fermentación es un proceso anaeróbico: si el fermento no está sumergido en su agua hay que agregar más salmuera (agua + sal).
- Cubrimos el fermento con las hojas reservadas de la col, ponemos peso sobre ellas y tapamos el envase con un paño.
- Esperamos unos 5 o 7 días; vamos probando hasta que llegue al punto de fermentación que estamos buscando y se introduce en el frigorífico para ralentizar el proceso de fermentación.
- Es muy distinto comer un chucrut recién hecho que uno que lleva varios días en la nevera, el sabor se suaviza pero se amplifica, se hace más redondo y gustoso.